Eliseo era un tipo al que se le veía venir de lejos, como
suele decirse. Era incapaz de ocultar sus emociones o pensamientos. Resultaba
tan transparente que adquirió progresivamente un aspecto vítreo. Primero su
piel, luego los músculos y finalmente sus órganos. Poco a poco fue
convirtiéndose en una botella de su alma, con todos sus sentimientos expuestos
y la zozobra que siempre le había acompañado elevada a la enésima potencia.
Afortunadamente para él, el proceso continuó, hasta adquirir una absoluta transparencia
también su alma.
Ahora Eliseo es virtualmente invisible, y desde el
desapercibimiento consustancial a su nuevo estado, ahora es él, al que a base
de observar sin ser visto, cada vez le resultan más transparentes los demás.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Me ha encantado Miguel!!!!!
ResponderEliminarUna transformación kafkiana muy lenta pero esencial, y una forma de contarla muy muy buena!
Salud!
Celebro que te guste. No es de los textos que me disguste, aunque tampoco de mis favoritos.
EliminarMuchas ganas por leer y aún más por comentar.
Salud.
Deliciosa metáfora del anonimato. Enhorabuena.
EliminarUn saludo
JM
Celebro que te guste, saborea pues, para mi un orgullo.
EliminarGracias por leer y aún más por comentar.