Le encontraron con un punzón clavado entre la tercera y
cuarta vértebras cervicales, con inserción limpia. Los brazos le colgaban y la
cara yacía contra la mesa, contusionada.
Esa contusión y los brazos sueltos constituían la única diferencia con el modus operandi de las cinco víctimas
anteriores. Llevaban ya tres meses buscando pruebas al límite de la
desesperación, sin frutos.
Sobre la mesa, una guía telefónica abierta, con un número
marcado en fluorescente. El inspector la hojea y comprueba que hay marcado
algún número más. Toma su teléfono móvil y marca el de la página por donde la
encontraron abierta. El teléfono de la casa suena.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Este texto ha sido publicado en Nocturnario. Revista de Creación Literaria (@Nocturnario) en su número 6. Podéis leerlo aquí. MUCHAS GRACIAS. Es el escrito original que modifiqué para participar en ENTC y que ya publiqué aquí.
¿Cazador cazado? Buen relato negro Miguel Ángel.
ResponderEliminarSaludos.
Si se ponen unas normas hay que seguirlas siempre.
EliminarGracias por leer y aún más por comentar.
Felicidades por esta publicación ¡inquietante al máximo! y ese final con el número de su propia casa me ha dejado pegada a la silla. Literal.
ResponderEliminarCorrige: "la una diferencia" por la "única diferencia". :)
Un abrazo y a ¡¡seguir publicando!!